Bordar abstracto para no juzgar o cómo las preguntas son la brújula del proceso creativo

Mi camino en el bordado comenzó con un propósito claro: quería enfocarme en el acto de repetición que me propone cada puntada para disfrutar de un momento de relajación y atención plena, crenado sin presión por el resultado.

¿Cómo podría hacerlo? Me pregunté. Y así empezó un viaje que continúa a día de hoy…

Hasta la fecha había bordado algunos patrones de punto de cruz, mis “wapas” inspiradas en la cestería tradicional de las tribus del orinoco, algunas frases sueltas y figuras geométricas jugando con diseños de string art.

Me gustaba bastante la verdad. Los patrones me permitían enfocarme en la repetición y el lettering me invitaba a aprender y explorar nuevas puntadas; pero todas estas opciones tenían algo en común y es que todas necesitaban mucha preparación. Traducir el entramado de la cestería al punto de cruz era una cruzada que me requería a veces incluso un mes de trabajo previo. Las frases de la serie b me obligaban a diseñar previamente en el ordenador y los paraboloides me ataban a un patrón demasiado rígido que se terminaba volviendo aburrido.

Lo que yo quería era poder sentarme en mis ratos libres, enhebrar una aguja y dejarme llevar…

Tenía claro que lo que fuera que decidiera hacer debía involucrar un patrón de alguna manera, porque es en esa repetición donde realmente me abstraigo y me concentro únicamente en disfrutar del movimiento de mis manos. Pero al mismo tiempo debía de ser lo suficientemente simple para poder improvisarlo. Entonces, ¿qué podría hacer?

¿Cómo podría romper la rigidez de los patrones para convertirlos en algo más espontáneo? ¿Cómo podría generar variaciones para repetirlos continuamente sin que resultase aburrido?

En paralelo surgió otra pregunta igual de importante ¿qué iba a hacer después con todo lo creado? Guardarlo en un cajón me parecía muy injusto para algo a lo que había dedicado tanto esfuerzo y, además, poco práctico (como todas, mi casa tiene una dimensión limitada y ya tengo un par de armarios ocupados con materiales y herramientas).

Así es cómo se fue consolidando mi apuesta por el bordado abstracto, un estilo que me invita a tomar el material como punto de partida, convirtiéndolo en el verdadero disparador del proceso y devolviéndole el protagonismo que le corresponde.

Me invita a aprovechar y poner en valor lo que tengo (y así de paso empezar a vaciar alguno de esos armarios).

Necesitaba desarrollar un método de trabajo que me permitiera crear improvisando, sin presión por el resultado. Un estilo capaz de crear piezas coherentes pero ligeramente diferentes entre sí y que al mismo tiempo pudiera adaptarse a distintos soportes en función de la utilidad que les quisiera dar…

Fue un proceso largo que me brindó muchos aprendizajes a nivel técnico y estético, pero también me regaló una lección inesperada. En el camino me di cuenta de que bordar en clave abstracta me invita a no juzgar; porque cuando no hay una expectativa por el resultado, cuando lo único que tienes es curiosidad por el proceso en sí mismo, siempre resulta satisfactorio.

Mientras que cuando creas siguiendo un patrón es inevitable que te compares y valores tu trabajo únicamente en función de si quedó bien o mal ¿no te parece un poco injusto para todo el tiempo dedicado?

Las imágenes que has estado viendo corresponden a la pieza final de mi formación en bordado experimental de la Royal School of Needlework. Ésta fue la experiencia durante la que muchas de esta ideas acabaron de aterrizar y tomar forma.

En ella utilicé hebras de lana vírgen procedentes de un ovillo que hilé yo misma en otro curso, hace cosa de diez años. Una elección que vino a confirmar mi decisión de poner al material en el centro y honrarlo como se merece: durante 10 años ese ovillo habitó mi taller esperando el momento para ser usado.

El patrón de repetición está representado por la trama de punto arena y todos los elementos, líneas, y texturas pueden repetirse de distintas maneras sobre un montón de soportes diferentes.

Pero lo más importante de todo es que disfruté un montón del proceso dejándome sorprender a cada paso.

Como ves, las preguntas han sido y son el verdadero motor de búsqueda; así que hoy te invito a preguntarte ¿por qué creas tú? ¿qué es lo que más disfrutas de crear con textiles? ¿cuáles son las técnicas que más te divierten? ¿cómo podrías dar un toque más personal a tus creaciones?

Ponlo en práctica y después me cuentas ¿vale?

Un abrazo,

Si te ha gustado este artículo, suscríbete para recibir más contenidos:

Deja un comentario